Cuando me vaya…

Cuando yo me vaya… no llores
recuérdame en la belleza de la poesía
que eleva su voz amorosa…
entre tu risa y la mía.


Busca en cada mañana
los rayos del sol de esperanza
que dibujan los besos de grana
que empalagaron nuestra alianza.

Recuerda las tardes lluviosas
que enhebraban nuestras ilusiones
como trenzas preciosas de rosas
que cuelgan, alegres, desde los balcones.

Cuando yo me vaya… no llores
hállame en la música de tu alma
que eternamente endulza mis sueños
y la magia de tu salma santa.

Mira las flores de la primavera
escucha las aves que trinan cantares
adora, por siempre, la nube viajera
que lleva la lluvia hacia los trigales.

Voltea la mirada llena de amor
al largo sendero que lleva la vida
que calma las penas y las ansiedades
del que ya emprende, puntual, la partida

Cuando yo me vaya… no llores
musita ferviente una dulce oración
y siente el latido de tu corazón
que funde las almas de nuestra pasión.

Y como la belleza del botón en flor
extiende las alas de nuestra canción
aquella que hablaba de amarte en la brisa
cuando dice adiós nuestro eterno sol.

Cuando yo me vaya… no llores.

(El Indio de Iguala)